Cuando la luna estaba llena
yo me encontraba perdida,
sin movimiento.
Las nubes se movían rabiosas
y el viento sacudía cada hoja,
cada objeto.
Los ayudaba a volar sin rumbo,
a flotar en el aire frío.
Menos a mí.
Estaba quieta, inmóvil, atada al suelo,
como las raíces de un árbol viejo.
No podía emitir sonidos,
solo podía respirar y mirar.
Debajo de un viejo balcón,
donde todo es oscuro,
mi vida estaba muriendo
y ahora sí el viento me invitó a volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario